* Por Erika Montecinos (publicado originalmente en El Mostrador)
Hoy en día, las parejas del mismo sexo ya tienen hijos e hijas. Y no es a través solo de la adopción, aunque si se hace pasar por un soltero o soltera, puede acceder, pero su pareja no será reconocida de la misma manera.
¿Por qué los candidatos de derecha no entienden esto? Se habla de un “deseo futuro” de lesbianas y gays (y por qué no decirlo, también de personas trans) de tener hijos. Bueno, vengo a informarles que gracias a los avances de la medicina como la inseminación artificial, esos hijos ya existen en el caso de las parejas conformadas por mujeres lesbianas. Y que muchas de ellas que han ido felices a solicitar hora para firmar el Acuerdo de Unión Civil para formalizar su familia con hijos incluidos, se encuentran con la sorpresa que precisamente ellas no los pueden pasar “por libreta”.
Eso ocurre porque el AUC se negoció de tal manera que las familias diversas siguen siendo de segunda categoría, sin hijos, con perro, con gatos, con casa, con todo lo que quiera, pero sin hijos. Lógicamente que familias la conformamos con perro y gatos, pero ¿por qué lesbianas y gays no tienen el mismo derecho si quieren optar por tener hijos también?
Pero los candidatos de derecha, siguen sin entender, sin estudiar. Poniendo sus creencias personales y religiosas por sobre el bien común. El mismo senador Manuel José Ossandon que conforma la comisión de infancia de la cámara alta donde se está discutiendo el proyecto de ley de derechos de filiación para hijos e hijas de parejas del mismo sexo (presentado hace un año por organizaciones lésbicas y feministas), dijo que “una mesa es mesa de madera y no puede de ser de fierro” (¡¡??) para explicar por qué lesbianas ni gays pueden acceder a un derecho universal que tienen todas las personas, el derecho de optar y querer conformar una familia con hijos. Ante la pregunta de Matilde López Atala – hija de la jueza Karen Atala a quien el Estado le quitó la tuición de sus hijas-, sobre las familias homoparentales, solo atinó a responder “no te conviene votar por mí”, no haciéndose cargo de esta realidad patente y vivencial. Y para qué decir del candidato imputado Sebastián Piñera, que simplemente dijo “no” a la adopción, pero nada dijo de la filiación, porque simplemente no sabe.
La filiación es palabra complicada. De hecho, las organizaciones LGTBs suelen no referirse mucho a esto y ponen solo la “adopción” como un término simple de entender en la opinión pública. Pero los derechos de filiación es cuando quiero regular mi lazo con el hijo hija que voy a tener o que ya tengo. Es decir, que se reconozca mi maternidad o paternidad, no solo a la madre biológica, sino también a la que ha decidido conformar esta familia conmigo. Porque si a ella o él le pasa algo, y es precisamente la madre biológica (situación que ya ocurrió a una mujer lesbiana en el norte del país), viene cualquiera y le quita ese hijo o hija que decidieron criar juntas. Por eso la jueza Karen Atala dijo en una entrevista “los hijos e hijas de parejas del mismo sexo, son los nuevos hijos ilegítimos del siglo XXI” porque si bien en el pasado se promulgó esa ley de filiación que decía que ya no habría “hijos huachos”, sigue pasando lo mismo para estos niños y niñas que ya están siendo educados en familias lesbomaternales y homoparentales.
Al menos tres candidatos, como la periodista Beatriz Sánchez, el senador Alejandro Guillier y Marco Enríquez Ominami, lo han incorporado a su programa y se comprometen a impulsar cambios para legislar sobre ello. ¿Y los candidatos de derecha? Si apenas comprenden el concepto de amor que hay en las familias diversas, cómo podrán entender que lesbianas y gays ya optaron por conformar familias y que siempre lo han hecho al margen de las leyes? Si pasa esto, parafraseando al candidato Alberto Mayol, es que no entendiste nada.
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